Por favor, preserven la esencia de los Juegos Olímpicos, preserven esa atmósfera especial que hace que todos los deportistas soñemos con asistir a unos Juegos Olímpicos o Paralímpicos. No permitan que unos cuantos maleducados se carguen lo que tanto ha costado históricamente mantener. Dejen de agredir a los valores olímpicos.
Los Juegos Olímpicos son el acontecimiento más seguido a nivel mundial. Un evento deportivo de una trascendencia tan increíble que sólo las dos guerras mundiales han sido capaces de detener. Un acontecimiento que ha visto a deportistas de países enfrentados en guerra -como este año con las gimnastas de las dos Coreas- dar ejemplo a sus compatriotas y demostrar que el 95% de los conflictos no son más que decisiones políticas y económicas de cuatro personas. Una competición donde, dentro de la Villa Olímpica, se disfruta de un ambiente inigualable: el ambiente de experimentar que tienes el mundo entero a tu alrededor, la facilidad de poder hablar, entrenar, reír con gente de cualquier país del mundo. Esa es la esencia de los Juegos Olímpicos: multiculturalidad, respeto, tolerancia, igualdad, sacrificio, lucha, excelencia…
Pues bien, en los primeros días de Rio 2016 hemos asistido, a pesar de algunos gestos -como el del judoca egipcio que negó el saludo a su rival israelí-, a una nueva exhibición tanto de valores como de excelencia deportiva: los deportistas han demostrado que cada cuatro años se baten, que mejoran su versión de manera exponencial para demostrar al mundo que los límites están para ser superados.
El problema lo encontramos cuando el entorno no cumple las expectativas. La elección de Rio de Janeiro como sede de estos Juegos Olímpicos fue polémica desde el primer momento y, por desgracia, los peores presagios se están cumpliendo: deportistas atracados y agredidos en las calles de Rio, situaciones intolerables con periodistas y turistas y una serie de situaciones más están convirtiendo Rio en un despropósito a nivel extradeportivo.
Uno de los hechos más destacados y desagradables es la actitud del público con los deportistas cuando se enfrentan a un contrincante brasileño. Es vergonzoso, lamentable y totalmente opuesto a lo que representa el Movimiento Olímpico el hecho de faltar el respeto a un deportista. Es miserable pitar, silbar, insultar, desconcentrar y celebrar los fallos de unos deportistas que llevan toda una vida luchando por estar en esa competición. Una falta de respeto que se está viendo prácticamente en cada día de competición (una de las últimas veces lo vivimos en la final de salto con pértiga masculino, donde el francés Renaud Lavillenie, leyenda mundial en atletismo, se quejó con gestos claros de la vergonzosa actitud del público, que se dedicó a abuchearlo como medio ruin de apoyo a su compatriota brasileño, que finalmente consiguió la medalla de oro, e incluso coreó el último salto nulo de Lavillenie, algo que yo jamás había visto en una competición de atletismo).
Es vergonzoso que desde las instituciones internacionales no se condenen estas actitudes. Por favor, preserven la esencia de los Juegos Olímpicos, preserven esa atmósfera especial que hace que todos los deportistas soñemos con asistir a unos Juegos Olímpicos o Paralímpicos. No permitan que unos cuantos maleducados se carguen lo que tanto ha costado históricamente mantener. Dejen de agredir a los valores olímpicos.