Somos humanos. Nuestra vida es un constante aprendizaje que se basa en los pequeños errores que cometemos y cómo logramos superarlos. Errores que no podemos permitir que nos hagan caer. Tenemos que ser fuertes y tener una gran fuerza de voluntad para poder seguir adelante y no rendirnos. Todo esto se logra mediante el esfuerzo.
En la vida es necesario esforzarse para poder alcanzar las metas que nos propongamos. El esfuerzo es la base de todo éxito, ya sea académico, económico, laboral o personal. Entiendo que para la gran mayoría es una labor compleja y difícil de llevar a cabo, aunque en mi opinión valen la pena el sudor y las lágrimas para poder degustar la satisfacción de haber conseguido nuestro objetivo. Es una sensación gratificante.
Uno de los mejores ejemplos de esfuerzo, constancia y superación lo encontramos en el deporte. Sin el afán por conseguir sus metas, deportistas como Rafael Nadal, Mireia Belmonte, Marc Márquez, Teresa Perales o Lorenzo Albaladejo no habrían llegado tan lejos, ni habrían logrado ganar tantas competiciones. Todo el trabajo duro de muchos años ha tenido sus frutos y han logrado ser unos de los mejores deportistas españoles. Los podemos considerar ejemplos de superación personal y fuerza de voluntad.
Al igual que todos estos grandes deportistas, en la sencilla vida cotidiana podemos encontrar múltiples ejemplos de constancia y esfuerzo. La muestra de ese trabajo duro la podemos ver en nuestros padres que nos han dado muchos años de su vida para educarnos y criarnos; en nuestros profesores que se esfuerzan cada día para enseñarnos cosas nuevas; en todos las personas que trabajan duro cada día; y en todos los estudiantes que luchan por sus deseos de futuro. Aunque muchas veces este esfuerzo no se valora tanto como se debería. Por mi experiencia puedo decir que muchas personas piensan que se nace con un gran conocimiento o talento innato. Sin embargo puedo asegurar que detrás de ese talento o conocimiento se esconde una gran fuerza de voluntad y que su resultado final no se consigue por arte magia, sino trabajando muy duro, día a día.
El partido de nuestras vidas se consigue tiempo a tiempo, batalla a batalla, día a día. El esfuerzo y la constancia juegan un papel esencial en este partido. Podríamos decir que son como el balón en el fútbol. Nosotros somos los jugadores que tenemos la oportunidad de marcar un gol en el partido de nuestras vidas.