Un día como cualquier otro, podría ser un típico sábado o domingo comiendo con la familia para luego por la tarde ver un partido, todos juntos, esos momentos inolvidables donde nos unimos en recuerdos, nos gritamos, nos reímos, nos peleamos…
La vida suele ser como un partido de fútbol unas veces te toca defender y otras veces atacar. Un día cualquiera se acabo el tiempo añadido en el partido para los pasajeros del vuelo de LaMia, que partió desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru (Bolivia) hacia el Aeropuerto Internacional José María (Colombia) con 68 pasajeros y 9 miembros de la tripulación. Entre los pasajeros, se encontraba el equipo de fútbol brasileño «Chapecoense», que estaba en camino para jugar la final de la Copa Sudamericana 2016,en el trayecto el avión se estrello por quedarse sin combustible y muchas personas murieron.
Estas personas salieron de sus casas con la ilusión de poder ganar la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional, con la esperanza de dejar huella en la historia del fútbol brasileño. Dejaron a sus respectivas familias en el aeropuerto con un simple adiós sin saber que sería la última vez que los verían, compañeros, entrenadores, técnicos, tripulantes del vuelo…Dejando atrás el sueño de finalizar el viaje siendo campeones, siendo padres, o simplemente siendo personas que hoy se desvanecen en la nada.
Un vuelo trágico, todos nos dimos cuenta que en el deporte también ocurren tragedias, esta noticia apareció con gran repercusión en los medios de comunicación durante la misión de rescate y nos hizo partícipe de ella.
Un momento donde se vivió la solidaridad, fue el que se vivió antes del clásico español, entre Barcelona y Real Madrid . La situación se dio en recuerdo de la tragedia que involucró al Chapecoense . Los 22 futbolistas se pusieron detrás de un cartel con el mensaje «Fuerza Chapecoense», mientras se escuchaba una canción en memoria de los fallecidos. El minuto de silencio fue respetado por todos los presentes. Las personas se unen ante las tragedias, gracias a que tenemos empatía y corazón para sentir la pena que pueden tener los demás.
Estos acontecimientos nos enseñan que la vida es impredecible y hay que disfrutarla al máximo como puedas, alcanzando tus objetivos tanto personales como profesionales en el día a día.