Uno de los grandes problemas de la sociedad actual es, sin duda, la escasez -o directamente la falta- de valores en prácticamente todos los ámbitos.

 

Este grandísimo problema se ve reflejado también en el deporte, tanto en las gradas como en los propios terrenos de juego. Cada vez nos encontramos ante más faltas de respeto entre los propios deportistas, de éstos a los árbitros o jueces y del público tanto a deportistas como al colectivo arbitral, siendo a veces estas faltas de respeto de una gravedad que es inconcebible que no tengan ningún tipo de sanción. Como ejemplo de este último caso tenemos la actuación de una parte de la grada de Riazor, el estadio del Deportivo de La Coruña, en su encuentro ante el Atlético de Madrid. Durante el citado encuentro, en un lance fortuito del juego, Fernando Torres -jugador del equipo visitante- caía de forma fulminante al suelo, sufriendo un terrible golpe que hizo temer durante unos minutos por su integridad física. Mientras jugadores y servicios médicos hacían lo posible por auxiliar al deportista, parte de la afición local -el grupo ultra conocido como Riazor Blues- comenzaba a corear «si se muere, qué se le va a hacer» mientras se observaba en el campo como la vida del jugador corría peligro.

 

Este tipo de acciones, por desgracia, no son hechos aislados en el deporte. Árbitros de toda España sufren cada fin de semana infinidad de agresiones verbales -y desgraciadamente también en algunas ocasiones alguna física- y es tremendo ver a ciertos entrenadores decir a sus jugadores -que antes que deportistas son niños, y están en época de formación- frases como «demuestra que tienes ganas y mata a ese», «haz lo que sea para que no se te vaya» o «pártele la pierna si es necesario, pero que no se vuelva a ir o quien se irá serás tú al banquillo».

 

¿De verdad esa es la educación que queremos dar a los niños? ¿De verdad es tan importante ganar un partido o una competición que justifica que enseñemos a los niños que agredir a un rival es adecuado si hacerlo nos permite ganar? ¿Tan importante es para vosotros, estimados padres que animáis incansablemente a vuestros hijos desde la grada, que gane el partido o la competición vuestro hijo, que insultáis o faltáis al respeto a jugadores, entrenadores y árbitros delante de vuestro vástago y sus amigos? ¿Cómo pretendéis inculcarle a ese niño el respeto hacia su entrenador, sus profesores e incluso el respeto hacia vosotros si cada fin de semana os ven actuar de ese modo?

 

Una de las cosas que realmente me enamoró del atletismo, mi deporte, fue el respeto que se vive en la grada hacia compañeros, rivales y jueces. Todos los atletas sabemos diferenciar claramente el momento de la competición, ese momento donde nuestros compañeros pasan a ser nuestros rivales, pero, una vez acabado, la gran mayoría de atletas se alegran de los éxitos de sus compañeros.

 

Fomentemos el respeto y los buenos modales en todos los ámbitos del deporte y en todos los deportes. Consigamos entre todos eliminar del deporte las conductas irrespetuosas y violentas.

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