Han pasado ya dos semanas desde que Jordi Évole decidió dedicar un programa de Salvados al deporte. En ese programa, mediante el testimonio de un deportista en activo -el futbolista Juan Mata- y dos deportistas retiradas -la gimnasta Carolina Pascual y la triatleta Virginia Berasategui- quería dar a conocer la intrahistoria del deporte, como se vive el deporte de competición desde dentro.
En primer lugar, es de agradecer que un programa tan importante como Salvados decida dedicar un espacio a preguntar a los deportistas por algo diferente al resultado final, preguntar por el camino, por la preparación para el objetivo, por el día a día es algo que considero necesario para que la gente entienda la realidad del deporte.
Ahora bien, en primer lugar me dio la impresión de que Jordi Évole no estuvo cómodo en prácticamente ningún momento del programa. Se notaba que no era un mundo que conociese, que dominase, que no era un tema que controlase lo suficiente como para poder sacar todo el “jugo” a los entrevistados.
En primer lugar, y en cuanto a la entrevista a Carolina Pascual, me pareció demasiado exagerado el contexto en el que se desarrolló. No estuve en la preparación de la Olimpiada de Barcelona, no sé lo que hicieron las gimnastas para preparar esa competición, y no tengo por qué pensar que Carolina mintiese. Pero he estado 3 años en un centro de alto rendimiento, también a las puertas de unos Juegos, y cuando dijo cosas como que buscaba comida en la basura me pareció bastante exagerado, algo inapropiado para los padres de los niños que quieren en un futuro que sus hijos se dediquen al deporte de élite, y para los propios niños.
Por otro lado, otro de los aspectos que me sorprendieron es la naturalidad con la que se tomó el público la dificultad de encontrar un trabajo digno que sufre Carolina, una persona que dedicó los mejores años de su vida a prepararse para ganar una medalla olímpica para España y que ahora tiene que buscarse la vida como buenamente puede. Creo que ese es el reflejo de un país donde el deportista solo importa cuando está arriba del pódium.
Por otro lado, y en cuanto a la entrevista a Virginia Berasategui, me pareció un error increíble que, después de que una deportista esté reconociendo delante de ti que le ofrecieron doparse y aceptó, no se le preguntaran cosas tan obvias como “¿quién te ofreció doparte?” “¿Qué te dieron?” “¿Quién te controlaba?”.
Está claro que una de las causas de que los deportistas se dopen es el nivel de exigencia al que se ven sometidos para poder vivir del deporte. Pero no olvidemos que doparse es hacer trampa, y que dopándose le han quitado a compañeros que no hacían trampa la oportunidad de estar en un lugar que al tramposo no le correspondía.
Por todo ello, es necesario felicitar a Évole y a Salvados y pedir que se hagan más programas de éste tipo. Pero también es necesario que se enfoque el tema desde todos los puntos de vista y con conocimiento de causa.
Así podremos dar a conocer realmente la realidad del deporte