En España, como en muchos otros países en los últimos tiempos, cada vez más niños y jóvenes padecen sobrepeso y enfermedades derivadas de la falta de ejercicio y el descontrol nutricional.
Este sedentarismo es mucho más problemático teniendo en cuenta el panorama de la Educación Física en los últimos años en nuestro país: cada vez menos horas de actividad física en horario lectivo para unos niños que ya de por sí cada vez hacen menos ejercicio en su rutina diaria. Este descenso en las horas de Educación Física provoca que los docentes tengan menos opciones de inculcarles la cultura deportiva, así como los valores y los hábitos intrínsecos al deporte a sus alumnos. ¿Tan poco nos importa la salud de nuestros jóvenes y niños como para maltratar de esta manera a la Educación Física en el sistema educativo? ¿De verdad no nos damos cuenta de los problemas y patologías que podemos causarles a los alumnos con estas decisiones?
Para que se hagan una idea de la importancia del ejercicio físico les pondré un ejemplo: en el colegio St. Ninians en Stirling, Escocia, decidieron tomar un innovador y saludable hábito: tanto alumnos como profesores realizan cada día una carrera de 1’6 kilómetros -una milla-. Esta carrera diaria no se realiza a una hora especial, sino que cada profesor decide el momento idóneo para su realización. Los resultados de esta iniciativa han sido fabulosos: según declaran los docentes han podido demostrar que apenas quince minutos diarios de ejercicio hacen mejorar la salud, el estado físico y la concentración de los alumnos en las clases. Esta medida, al apreciarse tan buenos resultados, se ha extendido a numerosos centros del Reino Unido.
Es realmente increíble que, observando la evolución y los riesgos que conlleva la dinámica que se está siguiendo, las autoridades sigan apoyando este maltrato a la Educación Física. Estas autoridades parecen no entender que el sedentarismo aumenta el riesgo de infinidad de patologías, lo que afecta a la salud (reduce la esperanza y la calidad de vida), a la economía (daña las arcas públicas en materia de sanidad) y provoca una serie de riesgos que se podrían paliar dedicando alguna hora más a la semana (los alumnos tienen una jornada lectiva de unas treita horas semanales) un tiempo que, a pesar de no dedicarse a otras materias, va a contribuir sin duda a la mejora de la condición física, de la salud, de la capacidad de concentración y va a hacer al alumno desarrollar aspectos y valores como la superación o el trabajo en equipo, unos valores que son tanto o más importantes para su futuro como cualquiera de las materias que se imparten en las diferentes guías docentes.
Por todo ello, por favor seamos sensatos. Defendamos una educación en la que no solo importen los contenidos teóricos, sino que prime la formación integral del alumno y, sobre todo, su salud y su futuro. Fomentemos los hábitos de vida saludables desde el colegio, y estaremos ganando en salud, estaremos ganando en futuro.