La RAE, en una de sus definiciones, define soñar como “Anhelar persistentemente algo”. Personalmente considero esa definición bastante incompleta.

Cuando hablo de soñar, de sueños, hablo de metas, de retos, de ilusiones. De todo aquello que la razón cree imposible pero que el corazón te dice que por qué no, que puede ser. Y, como alguien dijo alguna vez, soy de la opinión de que cuando habla el corazón es de mala educación que la razón le contradiga.

La vida, al menos según yo la veo, es un cúmulo de momentos, de situaciones, que te hacen tomar decisiones, y de personas que se cruzan en tu camino e intervienen, positiva o negativamente, en tu paso por este mundo. Y esas decisiones son las que marcan el legado que puedas dejar, aquello que tu paso por la vida suponga para la gente que se quedará el día que tú no estés. Y en mi cúmulo de situaciones y de circunstancias hubo una clave: Navidad de 2011, el momento en el que se me planteó la posibilidad de empezar a competir con deportistas paralímpicos.

Empezaba la aventura. A partir de ese momento Salva –mi entrenador- habló conmigo. Recuerdo perfectamente sus palabras “A partir de ahora pasas a ser un deportista de élite. Pasas a ser referencia dentro y fuera de la pista para la gente, y eso es una responsabilidad muy grande. Si decides entrar vas a vivir unas experiencias impresionantes, pero tiene que ser siempre sin olvidar que tienes que hacer las cosas de manera correcta. Tus marcas actuales te sitúan entre los mejores del mundo, no consientas que lo que haces en la pista quede ensombrecido por tu vida fuera de ella”. Esas palabras me hablaron directamente de responsabilidad, de desafío, de un camino excepcional que tenía por delante. Y decidí asumir el compromiso y firmar mi licencia.

Tres meses después de ese momento ya tenía 2 récords de España, y teníamos la mirada puesta en la marca mínima de los Juegos Paralímpicos en 100m. A mi realmente me costaba asumir que en 6 meses hubiésemos pasado de estar entrenando prácticamente como hobbie a pelear por ir a unos Juegos Paralímpicos. Teníamos la última carrera –la que Salva había planificado- para hacer mínima. Y volvió a acertar – él decía siempre “confía en mi: vas a correr en 11”80 y vas a ir a los Juegos”- , hice 11”80 en el Campeonato de España y billete para Londres al bolsillo.

Semanas después debuté con la camiseta de España en una competición internacional, logrando 2 medallas de plata en el Campeonato de Europa en Stadskanaal (Holanda). Pero quedaba el plato fuerte, el más fuerte de todos los platos: los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. Y allí estuvimos, en dos finales, batiendo dos récords de España y siendo los mejores de Europa tanto en 100 como en 200 metros.

¿Entienden ya a lo que me refiero cuando hablo de soñar?

Ahora me gustaría que me acompañasen en esta aventura- reto- sueño- locura- etapa: la preparación de los Juegos de Rio 2016.

Sigo disponible en Twitter (@loren_am90), Facebook (Lorenzo Albaladejo) y en mi web (www.lorenzoalbaladejo.com) para responder a todo lo que queráis saber.

Porque los sueños, por muy difíciles que parezcan, pueden hacerse realidad.

¿Tienes el valor de luchar por los tuyos?

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