Los centros de alto rendimiento en España siempre han sido -y especialmente cuando se acercan unos juegos- un tema de conversación en los ámbitos que rodean al deporte. Ríos de tinta y muchas horas de conversación que, en la mayoría de los casos, carecen de fundamentos, ya que quien opina casi nunca ha experimentado lo que supone residir en un CAR.

Esta semana, para enfocar este tema, os presentaré a una de las mayores instituciones -junto a José Ramón Díaz-Flor, director del Centro y una figura prácticamente familiar para muchos de los deportistas que residen en la Blume de Madrid- del CAR:  Ángel Vico.

 

Vico lleva toda su vida -más de treinta y cinco años en la Blume- al servicio del deportista. Por su despacho ha pasado gran parte de la historia reciente del deporte español, desde la multimedallista olímpica Lydia Valentín hasta Carolina Marín; un despacho abierto siempre a los deportistas para recibir un consejo, echar unas risas y, por qué no decirlo, dar una llamada de atención si procede. Él y José Ramón forman un tándem perfecto, un equipo realmente querido y respetado por todos los deportistas.

 

Hablando sobre el papel que juegan en la vida diaria de los deportistas, Vico comenta ejemplos de varios de ellos con un palmarés destacadísimo a nivel mundial que entraron en la residencia a edades muy tempranas, destacando la importancia del componente emocional: por un lado, que la familia sea capaz de entender el esfuerzo del deportista, el sacrificio que supone a nivel físico y psicológico competir a alto nivel y la dificultad que conlleva el alto rendimiento deportivo, para así poder apoyarlo en los momentos difíciles desde la distancia; por otro lado, desde la dirección de la Blume se trata de fomentar la máxima cercanía posible entre los trabajadores de la residencia -recepcionistas, limpiadoras, administrativos…- y los deportistas, y desde dirección se intenta entender la realidad personal de cada uno de ellos para ayudarlo al máximo en su vida personal y deportiva. También, especialmente en los últimos años, se intenta que el deportista compagine su vida profesional con una formación académica que le facilite una salida laboral al terminar la carrera deportiva, creando incluso un instituto en las instalaciones para ayudar a los deportistas.

 

En el deporte de alto nivel otro de los componentes destacables son los estamentos políticos -CSD, federaciones nacionales, comités…- y los medios de comunicación. Este es un aspecto que, especialmente ante situaciones que puedan generar polémica o cuando se acercan grandes competiciones, se intenta controlar por parte de la dirección de la Blume, intentando liberar al deportista al máximo de situaciones de presión, así como impedir situaciones que puedan perjudicarlo.

 

En mi opinión, la vida en un CAR -tuve beca interna durante tres temporadas- es rutinaria, a veces dura psicológicamente, y sometida al rendimiento deportivo. Hablando con Vico sobre el tema, opinamos que la gestión de un CAR siempre debería estar en manos de gente que tenga relación directa con el deporte de alto nivel y que separe siempre deporte y política. Porque solo alguien que la tenga entiende la complejidad de la vida de un deportista, algo fundamental para dirigir adecuadamente un centro de alto rendimiento. Vico concluye diciendo que, para él, el secreto del éxito es que todos los trabajadores del CAR están dispuestos a sacrificar incluso su vida familiar y personal para ayudar a los deportistas, para transmitirles que el esfuerzo que hacen para rendir deportivamente es el mismo que el personal de la Blume hará por que se sientan como en casa.

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