La humildad, concepto definido como: «virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento´´.
Eso es lo que pienso que nos falta, ser humildes, reconocer cuando algo lo haces mal y alegrarte cuando sabes que has hecho algo bien, sobre todo por alguien. Hacemos cosas de las que después nos arrepentimos. Sabemos que ha estado mal, que deberíamos pedir perdón por ello, pero en cambio no lo hacemos, porque somos orgullosos y nada humildes. La humildad es necesaria para la adquisición de otras virtudes, porque esto nos hace conscientes de nuestras imperfecciones y nos conduce a tratar de ser una mejor persona, de superarte, siempre sin afectar al otro porque entonces no lo estarás haciendo bien. Si no hay paz es por falta de humildad, si hay guerras por todo el mundo es por falta de humildad, si hay robos, asesinatos, maltratos, es por falta de humildad, porque pocas personas la conocen.
La vida pone obstáculos para ponernos a prueba, para que los superemos superándonos a nosotros mismos y así llegar a la meta que nos coloca al final de todos esos obstáculos. Pero el objetivo es superarlos con personas de nuestro entorno que eligen superarlos con nosotros, pero siempre tratando de hacerlo humildemente. Es como si eliges participar en una carrera en línea recta, y cuando llega el momento de salir empiezas a correr situándote en medio de la gente, y comienzas a darles empujones para ser tú el que llegue antes a la meta.
Ahí no has sido humilde, simplemente ‘’has jugado sucio’’ para conseguir tu objetivo. Pero haciendo eso no te has superado, sino que has echado a la gente detrás de ti para parecer que has sido tú el que lo ha logrado. Y con cosas como esas aun así nos sentimos orgullosos, a pesar de saber lo que hemos hecho y cómo lo hemos hecho.
Un ejemplo de humildad seria como cuando eres deportista; tienes que salir al campo y demostrar lo que vales, hacerlo todo lo mejor posible. Si ganas, lo habrás hecho ‘’limpiamente’’ y te habrás superado. Pero si pierdes, pierdes con la cabeza bien alta sin creerte inferior a tu rival ganador, porque lo habrás hecho lo mejor posible. En el deporte no hay nadie malo, sino menos bueno. Si te caes levántate. Gana pero no humilles. Pierde pero con orgullo.
Sé humilde y no pises a nadie, porque si pisas también lo harán contigo.