La meta está ya aquí. El momento de la verdad ha llegado. La semana que viene, el sábado 17, estaré volando, junto al resto de la selección española, al Campeonato del Mundo.

¿Cómo explicar lo que se siente estos días? Son momentos de incertidumbre, de alegría, de cierto nerviosismo, de ganas de que llegue la hora. Son momentos en los que una buena sensación en un entrenamiento te hace tocar el cielo y una mala sensación te alarma un poco más de lo normal. Son momentos donde el corazón empieza a acelerarse, donde notas que algo bueno está a punto de suceder pero quieres y debes seguir con tu rutina habitual, porque hacer cosas diferentes en los momentos clave es, normalmente, llamar a la puerta del fracaso.

Ha sido un año de cambios, un año de sensaciones difíciles, de tomar decisiones complicadas. Ha sido un año en el que tanto la federación española, con Antonio Ranchal a la cabeza, como yo hemos tenido que sentarnos a valorar los 3 años anteriores, teniendo en cuenta que el año que viene hay Juegos Paralímpicos y no tenemos margen de error. Y la decisión fue volver a los orígenes. Recuperar esa esencia que me hizo hacer un año 2012 de ensueño y volver a Murcia.

Pero, a pesar del año de cambios, llegamos al mundial en los puestos de arriba del ranking mundial, y con el desafío de estar lo más arriba posible. Las sensaciones entrenando estas últimas semanas son excepcionales, y siguen mejorando día a día.

Estos son algunos de los momentos que hacen tan apasionante el deporte de élite. Momentos de subir y bajar, de nervios y tranquilidad, de emociones, de recordar a todos los que te han acompañado hasta este momento. De recordar que a este lugar era imposible llegar sólo, y has encontrado a las personas necesarias para poder estar representando a tu país en un Mundial.

En este punto me gustaría acordarme de Salva, mi entrenador. No es nada fácil que un deportista se vaya, después de cuatro años trabajando como trabajó el conmigo, a un centro de alto rendimiento. Pero Salva, desde el momento en el que le propuse volver, ha puesto todas las facilidades a mi disposición. Esa es la gente que marca la diferencia, esa es la gente que te empuja a cumplir tus sueños.

Agradecer también, por supuesto, a todos mis patrocinadores la ayuda que me han brindado este año. Espero poder estar a la altura del compromiso que habéis mostrado conmigo. Y, por último y no menos importante, me gustaría agradecer a Juanma Molina la atención que me ha prestado en estos meses. Desde su experiencia como atleta, desde su formación y desde su situación como presidente de la FAMU, ha hecho todo lo que estaba en su mano para que pudiese llegar lo mejor posible. Es para mi un orgullo decir que, después de 3 años compitiendo con la federación madrileña, vuelvo a Murcia. Y Juanma también ha tenido mucho que ver en esto.

Ya tengo la vista puesta en Doha, con mil sensaciones distintas. Con mil maneras de decir, con el corazón en la mano: ¡Gracias por todo!

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