Llega el momento. 4 años de intensa actividad deportiva están a punto de culminar nuevamente en la gran fiesta del deporte mundial, en el evento multicultural más grande que se puede disfrutar actualmente a nivel mundial: los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

En estos momentos multitud de deportes disputan sus respectivos preolímpicos, y en otros tantos los deportistas afrontamos las semanas decisivas para poder estar en la cita por excelencia, en la más importante de todas las citas.

La situación del deporte español es comprometida. La falta de ayudas económicas, en la gran mayoría de deportes, conlleva que muchas federaciones y deportistas hayan tenido que recortar drásticamente la inversión durante los últimos cuatro años.

Esta situación ha venido provocada por varios factores: Por un lado, la cuantía económica de las becas ADOP (las principales ayudas a nivel de deporte paralímpico) son ciertamente escasas -solamente disfrutan de becas económicas los cuatro primeros clasificados en Campeonatos del Mundo y Juegos Paralímpicos, y siempre que cumplan una serie de criterios, y en el caso de los puestos 3º y 4º apenas llegan a los 1000€ las ayudas-. Por otro lado, los criterios para mantener la beca obligan a los deportistas a estar año a año al mejor nivel, lo que provoca que los deportistas que quieran mantener su beca no puedan tener ninguna temporada de “bajada” durante el ciclo olímpico.

Estas becas son, en muchos casos, el único sustento económico de los deportistas. ¿Qué seguridad aporta a un deportista saber que si año a año no está entre los cuatro mejores del mundo va a perder su sustento económico? Estos criterios, en mi opinión, están fuera de lugar en la situación actual del deporte `paralímpico, donde año a año el nivel aumenta exponencialmente, y provocan que nuestros deportistas lleguen más cansados que muchos de sus rivales, lo que merma claramente las opciones de conseguir optimizar los resultados.

Por otro lado, y a falta de ayudas públicas, la administración pública debería de haber hecho un mayor esfuerzo en introducir a las empresas en el deporte, ofreciendo incentivos fiscales que hagan interesante al sector privado invertir en el deporte, uno de los ámbitos en los que nuestro país tiene mejor imagen a nivel internacional.

Por otro lado, los problemas económicos del deporte paralímpico español también se deben a la desatención que sufre por parte de los medios de comunicación, lo que provoca un descenso de la repercusión mediática de los deportistas y del propio deporte paralímpico, y lo convierte en un producto mucho menos atractivo para posibles patrocinadores.

Todo ello provoca que el deporte paralímpico de élite en nuestro país, en la mayoría de los casos, se vea injustamente remunerado para deportistas y entrenadores.

A pesar de ello, la ilusión nos sigue moviendo. Porque la mala gestión de unos pocos no nos puede parar, porque tenemos demasiada gente apoyando.

Porque siempre se muere luchando

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