Mariano Rajoy, actual Presidente del Gobierno y candidato a ser reelegido en estas elecciones. Él es el último afectado por el incesante desarrollo en nuestro país de la cultura del odio.

Entiendo cultura del odio como una forma de vida en la que, amparándonos en la libertad de expresión, hemos llegado a un punto en el que parece que todo vale. Personajes públicos atacando personalmente a otros personajes públicos a través de los medios de comunicación, medios de comunicación utilizando su repercusión para generar tensión y polémica que acaba por dividir y enfrentar a diferentes colectivos. Y no hablo de prensa rosa y ese tipo de gente que vive del morbo y la polémica. Hablo de deportistas, políticos, periodistas que demuestran ser periodistas -los que se dedican al mundo de la prensa rosa dicen serlo pero no lo demuestran-, etcétera. Y, sumando todo esto, hemos llegado a un punto en el que se odia a quien es diferente, a quien no piensa, habla o tiene la misma ideología que tú. Se odia al rico por ser rico e incluso al pobre por ser pobre. Se odia a las personas mayores, a las personas con discapacidad y a otros colectivos históricamente discriminados. Se odia a las personas de otras razas. Se odia a políticos, a banqueros, a jueces, a policías… Se odia, se pasa el día odiando.

Pero me centraré en el deporte. Y, para ello, me centraré en el fútbol –ya que es el deporte con más repercusión en España, con mucha diferencia-. Desde que tengo uso de razón, y especialmente en estos últimos años, se repiten con demasiada frecuencia actos y declaraciones realmente deplorables en el mundo del fútbol, espejo en el que se miran una gran mayoría de los niños de éste país que quieren dedicarse al deporte. Gente como Mourinho o Piqué desde el campo o periodistas como los del programa “El chiringuito” -antes llamado “Punto Pelota”- en el que emisión tras emisión los periodistas se empeñan en dividir, enfrentar y calentar el ambiente -recuerden la pancarta “Mou, tu dedo nos muestra el camino” sobre su agresión a Tito Vilanova que los tertulianos mostraron en uno de sus programas, por ejemplo- no hacen más que fomentar una espiral de odio y violencia que llevada al extremo, ya que una de las cosas negativas de los medios es que sabes lo que dices pero no sabes quién lo escucha y la reacción que pueden tener, con lo cuál sería recomendable moderar ciertas conductas, provoca situaciones  que pueden acabar con peleas, agresiones y una infinidad de problemas que podrían perfectamente evitarse.

Por ello, opino que debería haber algún tipo de comité de ética o de disciplina que sancione tanto a deportistas, como técnicos o directivos – con sanciones económicas y/o disciplinarias- y a medios de comunicación – con sanciones como prohibirles el derecho a emitir imágenes de la LFP o de la competición deportiva en cuestión si no se moderan, por ejemplo, y/o multas económicas- para intentar frenar esta oleada de violencia y odio que estamos creando y fomentando.

Pongamos todos los medios para frenar este problema. Entre todos hemos creado una bestia, y entre todos la estamos alimentando.

Intentemos, también entre todos, acabar con esta bestia y que el deporte, y la sociedad entera, dejen de ser caldo de cultivo de odio y violencia.

Es un partido que jugamos todos, y que ganaremos si tenemos clara la estrategia y la llevamos todos a la práctica.

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