El deporte es un ámbito marcado por el corto plazo, por la celeridad, por vivir a un ritmo frenético, teniendo en cuenta que la vida profesional de un deportista de élite no llegará prácticamente en ningún caso más allá de los treinta y cinco años. Por lo tanto, debe aprovechar prácticamente cada segundo para intentar hacer de ese tiempo una trayectoria lo más destacable posible.

 Pero, incluso dentro de esa celeridad, hay momentos que es necesario frenar. Momentos en los que el cuerpo y la cabeza te dicen que es necesario recapacitar, analizar la situación y tratar de discernir si es necesario realizar algún cambio para proseguir el camino.

 Cuando llega uno de estos momentos, miles de sensaciones invaden tu cuerpo, y tienes que tratar  de ser lo más frío posible, analizar cada movimiento y ser capaz de decidir, sabiendo que una mala elección puede tener un precio tremendamente elevado.

 Son momentos en los que tienes que valorar si es mejor seguir en la misma dirección o tomar otro camino para perseguir tus objetivos, en los que tienes que decidir si es necesario algún cambio, tanto por tu parte como en tu equipo. Momentos de reflexión, de análisis, de toma de decisiones.

 Al llegar ante esta situación, la experiencia me dice que lo mejor es pararse a pensar, analizar el camino: saber de dónde vienes -qué es lo que te ha hecho llegar al punto donde estás, qué o quién debe seguir contigo el camino y qué aspectos deben cambiar para poder proseguir en la dirección adecuada- y, sobre todo, saber a dónde vas, es decir, saber a partir de ese momento cuáles son tus objetivos y cuál es el mejor modo de poder conseguirlos. Saber también que la vida son etapas, páginas de un libro que van pasando, y que el hecho de pasar una página no implica que sea ni mejor ni peor que otra, sino que simplemente el tiempo pasa, la vida no espera, y el libro de tu vida debe proseguir, aprendiendo del pasado, agradeciendo todo lo que pasó y a todos los que lo hicieron posible, pero mirando decididamente el presente y esperando ambiciosamente el futuro.

 Esa es, para mí, la esencia de la vida: saber en todo momento qué quieres de tu presente y de tu futuro a corto, medio y largo plazo. En mi opinión, la clave del éxito es tener la capacidad de saber tomar las decisiones adecuadas en los momentos idóneos.

 Tras un ciclo olímpico empezado con energía en Madrid y terminado con frustración en Murcia por la no presencia en los Juegos, ahora llega para mí un momento importante: llega el momento de encontrarme nuevamente a mí mismo, de encontrar esa versión que me hizo cumplir mis sueños. Llega el momento de buscar recuperar esa motivación, de buscar los cambios que sean necesarios para poder seguir corriendo tras un sueño.

 Muchas gracias a todos los que habéis hecho posible tantos buenos momentos en estos casi dos años en Murcia. Ahora llega el momento de valorar alternativas. Llega el momento de tomar decisiones.

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