«Empieza el camino a Tokio 2020» Los deportistas ya han cumplido, con unos resultados extraordinarios. ¿Cumpliremos ahora todos haciendo posible que los deportistas ganen el hueco que merecen en los medios?

Termina el mayor evento deportivo de la historia. Termina uno de los mayores eventos que se pueden vivir a nivel mundial: un evento que ha sobrevivido a guerras mundiales, a conflictos económicos, políticos y sociales. Un evento que hace que, al menos durante dos semanas, nos olvidemos de fronteras, de banderas, de capacidad económica, de creencias políticas o religiosas y de todo eso, y nos centremos única y exclusivamente en disfrutar de los mejores deportistas del mundo. Un evento que permite que podamos celebrar como propias y alabar medallas de personas de países que no son el nuestro -como las de Phelps o Bolt-, quedarnos atónitos ante el espectáculo que nos ofrecen deportistas de todas las razas -desde la atleta africana Ayana batiendo un espectacular récord del mundo, hasta la gimnasta Simon Biles haciendo historia con cinco medallas a los diecinueve años-. Termina, en mi opinión, el mayor evento social del mundo. Un evento que, cada cuatro años, nos demuestra que todas las guerras, todos los conflictos, todas las muertes bárbaras que vemos cada día en los medios no son más que decisiones políticas y económicas de cuatro mandamases. Que las personas, seamos del país que seamos, de la raza que seamos, de la religión que seamos o con las características que tengamos, somos personas. Y, como tales, solo hace falta el marco de un evento como los Juegos Olímpicos para unirnos, para demostrar -como lo hicieron las gimnastas de Corea del Norte y Corea del Sur con su histórica fotografía- que no hay diferencia insalvable, que la esencia de la vida es el conocimiento: conocer gente de otros países y así conocer sus culturas, sus costumbres, su día a día… Esa es la verdadera grandeza de los Juegos Olímpicos, que son capaces de demostrar en cada edición que entre todos los países hay más puntos de unión que de separación.

 

Pero, una vez transcurridas estas dos semanas, se apaga la Antorcha Olímpica. ¿Y ahora, qué? ¿Volvemos a las disputas? ¿Volvemos a matarnos? ¿Volvemos, deportivamente hablando, a dejar en el olvido a los deportistas que nos han hecho vibrar hasta dentro de cuatro años? Pues la respuesta a todo esto, desgraciadamente, es un «si».

 

Leo estupefacto numerosos comentarios en redes sociales abogando porque los medios se centren más en los deportes mal denominados «minoritarios». Pero, ¿realmente no sois conscientes de que un periódico o una televisión es una empresa y va a servir lo que el cliente le pida?

 

Probemos: hablemos de gimnasia, de bádminton, de piragüismo, de natación sincronizada, de atletismo, de waterpolo… Hablemos diariamente de todos esos deportes en nuestras redes sociales. Solicitemos noticias cada uno de manera individual. Y estoy seguro de que los medios acabarán atendiendo a nuestras peticiones. Pero, como siempre, es más fácil quejarse, echarle la culpa a otro y mirar al otro lado.

 

Los deportistas ya han cumplido, con unos resultados extraordinarios. ¿Cumpliremos ahora todos haciendo posible que los deportistas ganen el hueco que merecen en los medios?

 

Empieza el camino a Tokio 2020…

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