El deporte me ha dado cosas fantásticas, cosas que han marcado, están marcando y seguramente van a marcar decisivamente mi vida. Me ha dado la oportunidad de viajar, de experimentar los límites que tiene tu cuerpo, de crecer a nivel físico, a nivel personal y a nivel mental tras cada éxito y, sobre todo, tras cada fracaso. Pero, sobre todo, el deporte me ha dado la grandísima oportunidad de conocer a muchísima gente y de muchísimos países.

Hoy voy a hablar de una de estas personas, de un atleta increíble pero una persona de esas que merece claramente la pena conocer: Miguel Ángel López Nicolás, nuestro murciano de oro.

Recuerdo mi primera competición en atletismo: Fue un control de marcas en Lorca en el año 2008. Era un día raro, que amaneció lloviendo, y en el que las ganas de afrontar mi primera competición como atleta hacían que todo lo que vivía fuese especial. La primera prueba programada para ese día era el 5000 metros marcha. Recuerdo que desde 10 minutos antes de darse la salida ya se respiraba un ambiente excepcional en la pista. Estaban allí los de blanco y rojo, los de Cieza. Ellos eran los que han situado a Murcia como referente mundial en la marcha atlética. Recuerdo que la gente observaba al entrenador –el grandísimo José Antonio Carrillo- esperar impaciente, cronómetro en mano, que aquellos fenómenos andarines empezaran con el espectáculo. Dentro de la pista, Juanma Molina –en ese momento uno de los referentes mundiales de la especialidad y, aunque se demostrara después al conocerse la sanción por dopaje de su gran rival, el mejor marchador “limpio” de esos años en España, ya que, al menos para mí, cualquier deportista de élite que tiene la mínima relación con el dopaje ya no está “limpio”- hacía sus últimas rectas de calentamiento. Al lado tenía a Benjamín Sánchez, un chaval que ya empezaba a vestir la camiseta de España y a destacar a nivel nacional, y a un chaval joven del que todo el mundo hablaba, un tal Miguel Ángel López.

Recuerdo que aquella prueba la ganó Juanma, con Benjamín pisándole los talones y Miguel Ángel fue tercero. Pero por encima del resultado recuerdo que Juanma Molina, al terminar su prueba, se quedó observando los últimos metros de Miguel y, al entrar este en meta, le abrazó y le dijo “eres el futuro, tío”.

¡Qué razón tenías, amigo! Unos años después, en un evento con la UCAM, tuve la suerte de conocer personalmente a Miguel Ángel. Me dio la impresión de una persona humilde, educada, respetuosa, un poco introvertida, cercana. La verdad es que me sorprendió gratamente el conocerle. Pero sobre todo me sorprendió cuando, en ese mismo evento, pude hablar unos minutos con Carrillo, el culpable de todos los éxitos de la marcha atlética murciana. Al hablar de Miguel Ángel pude ver orgullo en sus ojos, mientras me hablaba de sus entrenamientos me transmitía una sensación impresionante. Una mezcla de seguridad, confianza, esfuerzo, satisfacción, amistad, compromiso y muchas cosas más que me hizo entender la esencia del deporte: Las piernas ganan carreras, la cabeza y el corazón ganan campeonatos.

Pues bien, la pasada Navidad tuve la suerte de coincidir por última vez con José Antonio Carrillo en la pista de atletismo de San Javier. Hablando de la hazaña de Miguel Ángel en el Campeonato de Europa, con un último kilómetro a un ritmo prodigioso, me dijo “durante esa temporada apostamos por hacer muchos más entrenamientos de series rápidas. Sabía que eso nos podía dar la medalla” y curiosamente me lo dijo con la misma expresión que cuando le conocí en la UCAM.

Pues bien, unos meses después, Miguel Ángel vuelve a dar una lección magistral al mundo entero: Control de la prueba en cada momento, técnicamente prodigioso, y con unos últimos 5 kilómetros de leyenda. Campeón del mundo de manera incontestable.

Desde este rincón que me cede La Verdad os quiero dar las gracias a los dos:

Gracias a Miguel Ángel por una nueva exhibición, por tu esfuerzo diario para demostrar que, si se lucha al 100%, no hay meta inalcanzable. Gracias por tu forma de ser, por tu humildad, por tu cercanía, por tu inteligencia al competir y por tu hambre insaciable de ganar. Eres un ejemplo para todos. Sigue así. Enhorabuena por tu medalla, y gracias por hacernos disfrutar nuevamente a los que amamos esto de correr.

Y gracias a Carrillo por la pasión que le pones, por las horas que le dedicas tú y que nos dedicáis todos los entrenadores. Tenéis la labor más importante y probablemente la menos reconocida en el deporte. Sois el 50% de un éxito en el que la mayoría de gente solo se acuerda del deportista. Y tú ahí sigues, con tu mirada de orgullo y una última frase que me dijiste que ojalá se cumpla igual que todo lo que hablamos sobre este mundial: “El mundial es un desafío, pero mi gran reto con Miguel es la medalla olímpica, y vamos a por ella”

Pues en ese camino puedes contar conmigo para lo que necesites, y espero que puedas contar con todo lo necesario para que el año que viene en Río podamos seguir disfrutando de vosotros. Para que, cuando tus nietos sean mayores y te pregunten como entrenabas a la gente, tu les puedas decir, con la misma cara de orgullo con la que me hablabas, “yo vi a Miguel Ángel López hacer historia”.

 

Lorenzo Albaladejo

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