¿Cuál es la clave del éxito?

Esa es la pregunta que más me han hecho los niños y jóvenes en las en torno a doscientas conferencias que he dado en los distintos niveles del sistema educativo.

En mi opinión, y basándome en mi experiencia y mi trayectoria como deportista de alto rendimiento, la clave del éxito es la perfecta armonía entre un gran conjunto de cosas, tales como el trabajo en equipo -con entrenador, médicos, fisioterapeutas, psicólogos…-, talento, mucho trabajo y una pequeña dosis de suerte, esfuerzo, espíritu de superación, apoyo económico…

Entre este gran grupo de factores que son clave del éxito siempre destaco, hablando con los estudiantes, la tolerancia al fracaso. En mi opinión, asumir el fracaso, asumir la posibilidad de fallar ante los retos que te propongas y vencer al miedo a que ello ocurra es determinante para conseguir el éxito.

Hoy en día, por desgracia, vivimos en una sociedad donde se ha demonizado al fracaso. Tratamos de huir a toda costa incluso de la posibilidad remota de fracasar, y transmitimos ese miedo a nuestros niños y jóvenes. Pues bien, les diré una cosa: Ya camino de mi séptimo año en la élite mundial del deporte, el fracaso ha sido la clave de mi éxito.

Saber convivir con el fracaso, asumir cuando algo sale mal y tener la capacidad de levantarte del suelo y avanzar -resiliencia-, ser capaz de mirar a la cara al fracaso y estar seguro de que no le tienes miedo, que merece la pena el riesgo a caerte simplemente por tener durante un segundo esa extraordinaria sensación de que has conseguido tu mejor versión. No tener miedo a caerte, a fallar, a perder, a llorar. Y darte cuenta de que todo ello no es más que la prueba que el éxito te pone para ver si mereces saborearlo y que, en el camino hacia él, te deja innumerables lecciones y te hace inmensamente más fuerte.

Por favor, dejad de inculcar a nuestros niños y jóvenes ese miedo atroz a fallar. Como seres humanos -imperfectos por definición- el fracaso forma parte de nosotros, y no es más que la primera piedra en el camino hacia el éxito. ¿De verdad pensáis que por tropezar en esa piedra y poder hacerte daño deja de merecer la pena luchar? ¿De verdad no veis que hacer a vuestros hijos unas personas capaces de asumir sus fracasos y saber reponerse va a hacer de ellos unas personas infinitamente más fuertes, íntegras y felices?

Cambiemos la perspectiva, invitemos a los niños y jóvenes a que prueben a desafiar sus límites, a que busquen esa mejor versión en aquello que les apasiona. Y, cuando fallen -que ya os adelanto que fallarán, ya que todo el mundo falla- enseñadles a sacar una lección de ese fallo. Una vez hayan sacado la lección, animadlos a continuar con su reto intentando que, al siguiente fallo, sea el niño o el joven por él mismo quien saque una lección de su fallo.

Os aseguro que, penséis en la persona que penséis, sea del ámbito que sea y tan buena como creáis que sea, todos fallamos. Y, probablemente, esa persona que admiráis esté ahí porque aprendió a desafiar a sus miedos, a levantarse tras sus fallos.

Y no se escondió de ellos ni dejó de intentarlo por miedo a perder.

Publicado en SportSpanish: https://sportspanish.es/

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