Hace unas semanas Javier Fernández volvía a hacer historia al ganar su quinto campeonato de Europa consecutivo en la modalidad de patinaje artístico sobre hielo. Estos cinco campeonatos de Europa, junto a sus dos títulos de campeón del mundo, lo colocan como el mejor patinador de la historia de nuestro país y uno de los mejores de la de Europa.

 

Al regresar a España, el hecho de que Javi no tuviese a nadie esperando en el aeropuerto             -justificado por su entorno y por su propia federación argumentando que ese mismo día tenía numerosos encuentros con prensa y que no había ido gente porque no se había comunicado el horario de llegada del deportista por la ajustada agenda del patinador a su llegada- levantó cierta polémica, indicándose en diversos foros de debate la diferencia que hay entre la repercusión de los resultados en función del deporte en el que se consigan.

 

Está claro, y negarlo sería engañar, que todos los éxitos en deportes emergentes- dejemos ya de llamarlos minoritarios- tienen mucha menos repercusión tanto en medios como entre el público que los conseguidos en deportes como fútbol, baloncesto o tenis, y que esto es debido, en gran parte, a la poca difusión que tienen en los medios.

 

Desde el punto de vista de los medios, los responsables de muchos de ellos argumentan esta falta de repercusión en el supuesto escaso interés que despiertan estos deportes en el público, dando datos de audiencia o repercusión de ciertos deportes en ciertos momentos. Pues bien, comentaré dos casos surgidos en los últimos tiempos: por un lado, el bádminton era, después de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, un perfecto desconocido entre los aficionados al deporte en España. En 2014, solo dos años después de esos juegos, Carolina Marín se disponía a disputar el Campeonato del mundo en Dinamarca. En un deporte en el que solo China tiene alrededor de 100 millones de licencias federativas, pensar en hacerles frente a los países asiáticos era una quimera. Pero Carolina fue pasando rondas, y conforme las pasaba cada vez más gente atendía a esta competición, en la que acabaría convirtiéndose en campeona del mundo. Un año después, la final del mundial de bádminton, también disputada por Carolina y en la que ganaría su segundo mundial, alcanzó un 10,2% de cuota de pantalla y generó más de 23 millones de impactos de audiencia, y demostró que este deporte, si se le da la oportunidad, también puede ser seguido.

 Por otro lado, Javi Fernández, líder indiscutible del patinaje en España, decidió esta pasada Navidad organizar «RevolutiON Ice» un espectáculo de música y patinaje. Este espectáculo consiguió llenar a rebosar el Palacio de los Deportes de Madrid, y demostró nuevamente que la gente está ansiosa por conocer estos deportes.

 Estos son sólo dos de los muchos ejemplos que podríamos tener, con nombres como Bruno Hortelano, Saúl Craviotto o nuestro «equipaso» de gimnasia, deportistas que sin duda, si se les diera la oportunidad, tendrían tanta repercusión como aquéllos de los deportes por los que ahora mismo se apuesta.

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